La responsabilidad social de las compañías se centra en su compromiso con el entorno, diseñando y ejecutando programas que generan valor y bienestar para la sociedad y especialmente para los municipios cercanos a su operación.

Las empresas mineras producen un empleo de calidad y riqueza en las comarcas donde se asientan, ya que su presencia supone grandes oportunidades económicas en dichas zonas que contribuyen al bienestar de su población.

Además, cumplen con una política de círculos concéntricos que promueve la contratación de proveedores y empresas de servicios locales, y basan su compromiso social en fomentar un entorno estable con los grupos de interés internos y externos que incluyen el empleo local y el desarrollo del tejido empresarial más cercano.

Las relaciones con la comunidad local son un factor importante en el desarrollo de las actividades mineras, teniéndose en cuenta el impacto social, económico y ambiental de su actividad allí donde operan.

Las compañías contribuyen al bienestar de las comunidades locales aplicando políticas de transparencia y comunicación con los diversos grupos de interés, y diseñando programas de carácter social, cultural, educativo y formativo, entre otros, dirigidos a sus municipios.